Olivicultura

Colival, desde sus comienzo de la historia y la cultura de la que formamos parte trascienden a los más íntimos deseos del hombre por obtener de la naturaleza los maravillosos productos. Desde sus comienzos, se ha cimentado en una cultura autóctona que sorprende por sus particulares matices.

Representando una superficie de olivar de unos 6.527 hectáreas, pero con una plantación en los últimos años que llega a más de 10.000 hectáreas de la zona de Valdepeñas y alrededores, con plantaciones de distintas variedades, cornicabra (autóctona de Castilla La Mancha), picual, arbequina y hojiblanca, consiguiendo superar los obstáculos de la orografía accidentadas de sus plantaciones. Con la modernización de las técnicas de cultivo (cubierta vegetal, olivar de producción ecológica, producción integrada, etc.,) el empleo de pequeña y moderna maquinaria y la apuesta por la máxima calidad, respetando los conocimientos ha sabido adaptar tradición de nuestra historia y adecuando la más alta tecnología a los altos baremos de calidad que exigen los consumidores más exigentes.

La mayoría de los olivares de nuestros socios son de regadío, por lo que garantiza y conseguimos una regularidad tanto en la cosecha como en la calidad.

El respeto por el medio ambiente es un aspecto agronómico, va encaminado a una producción integrada y ecológica.

La política agrícola va encaminada a una producción integrada, como son: el aprovechamiento de los residuos de poda como abono orgánico, mantenimiento de la cubierta vegetal, reduciendo así la erosión y facilitando la permeabilidad de la tierra, y evitando además el uso irracional de herbicidas.

Todas estas circunstancias influyen favorablemente al producir una amplia gama de aceites con olor y sabor diferenciado, que permiten hacer una excelente selección y ofrecer año tras año, en nuestros envasados, aceites de oliva virgen extra de la más alta calidad, a pesar de las diferentes características de cada campaña de aceituna.

Nuestro aceite de oliva virgen extra no es fruto de la casualidad. La variedad de los olivos, el tipo de suelo en el que crecen, las circunstancias en las que han madurado las aceitunas, el cuidado con el que se ha realizado su recolección y molienda, hacen un sello de identidad característico.

Uno de los aspectos más importantes a la hora de obtener un buen zumo de aceitunas es el tiempo por los que tiene que pasar la aceituna desde que se recoge hasta su entrada al molino, los cuales tienen que ser los más corto posibles.

La recogida se hace muy temprano, dependiendo siempre de un estado de madurez óptimo, entre finales de octubre, principios de noviembre y diciembre, cuando la aceituna presenta unas determinadas pigmentaciones o cambio de color tanto en el exterior como en la pulpa, ese es el momento exacto en el que la aceituna nos va a regalar un auténtico zumo de frutas con el que poder disfrutar de su riqueza olfativa y gustativa donde encontraremos como experiencia en el aceite hasta hace poco desconocida, aromas como; el tomate, la manzana, el plátano, la hierba recién cortada, en definitiva todo un mundo de sensaciones para nuestros sentidos.

Esta recolección se realiza a su vez en un periodo de tiempo muy corto, ya que a medida que avanza el día a día en la recolección la aceituna va madurando aceleradamente. Los socios realizan la recolección por vibradora, vareo tradicional o máquina cabalgadora, según variedad. La aceituna no toca suelo y tras eliminar ramas y hojas se traslada a la almazara.

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